Los
parias vivimos de ilusiones que se encienden como una chispa con
intención perenne pero, más frecuentemente, es caduca.
Los
parias vivimos de ilusiones que unimos para dar la sensación de
hoguera, porque una sola vela no disuelve una sombra hostil.
Los
parias vivimos de ilusiones que mantenemos a duras penas pero que,
cuando se apaga una, usamos la vecina para seguir viva.
Los
parias vivimos de ilusiones cálidas que mantienen los corazones
latiendo, la sangre fluyendo, y el aliento formando nubes efímeras.
Los
parias vivimos de ilusiones porque no moriremos ni aunque quieran.