lunes, 25 de febrero de 2013

Vida -parte 1-

Desperté.

Me encontraba en el interior de un viejo baúl de madera pero, tal y como estaba de espaldas, no era capaz de concretar dónde estaba.

Después de luchar contra el entumecimiento de mis músculos, contra la resistencia que ofrecían las articulaciones tras mucho tiempo sin moverlas, conseguí levantarme.

Al asomarme por el borde, casi me caigo de la sorpresa.

A la deriva.

Todo lo que veía a mi alrededor se comprendía de agua, más agua, y más agua.

Golpeé un poco el suelo para comprobar si estaba sujeto el baúl a alguna base, pero rápidamente comprobé que como siguiera agitándome de esta manera tan brusca, se llenaría, llevándose consigo cualquier posibilidad de sobrevivir.

Empecé a pensar cuántos días podía seguir así, sin comida, agua potable, en la más absoluta nada.

  —Poco— se me escapó en voz baja.

Dos o tres días a lo sumo.

 —Bueno— pensé—, al menos planteemos cómo podemos cambiar esta situación. Rendirse tan rápidamente no es correcto.

Asomando mis brazos por la proa, comencé a bracear, intentando desplazarme lo más rápido posible.

Debía haber tierra firme en algún lugar, y haría todo lo posible para llegar.

jueves, 7 de febrero de 2013

¿Te acuerdas?

¿Te acuerdas? Empezamos a hablar por curiosidad, por aburrimiento, por tener demasiado tiempo libre y no saber cómo llenarlo.
¿Te acuerdas? Hablábamos todos los días, como si nos conociésemos desde siempre.
¿Te acuerdas? Me prometiste que jamás te cansarías de hablar conmigo. Que nunca te aburrirías de sacarme tema.
¿Te acuerdas? Nuestros horarios se volvieron incompatibles, cada vez hablábamos menos, pero yo aún no me había dado cuenta.
¿Te acuerdas? Me dijiste que me echabas de menos, pero no hiciste nada para remediarlo.
¿Te acuerdas? Se volvió en un vicio, una droga, escuhar tu voz. La ansiaba demasiado.

¿Lo ves? Ya te has cansado de mí, ya me alejas de ti como si fuera una enferma de la peste.

¿Lo sientes? No es solo tu culpa. Es tan mía como tuya. Por haberte dejado que entres en mi mundo, por haberte invitado a que formaras parte de él sin tomar precauciones, sin saber nada de ti.

¿Te  aviso? Me alejaré de ti, cuando te abandonen no vuelvas a mí, olvídate de mi nombre, de mi existencia.
Será como si jamás hubiera formado parte de tu vida.