Quisiera ser polvo,
y, como polvo, desvanecerme,
esparcirme y ser arrastrada
plácidamente.
Quizás, fuera mejor ser viento,
y, como viento, controlar
el vasto océano,
sin temer las tempestades.
O ser huracán,
y, como huracán, arrancar
de cuajo, edificios mal construidos,
y obligar a mejorar.
Quisiera poder limpiar
el mundo de daño,
sin olvidar que existió
para no repetir errores.