miércoles, 15 de octubre de 2014

Psicosis

Mira a tu oponente a los ojos,
captura su mirada,

embrújate de ella.

Y empieza la vuelta atrás.

Prepara los puños,
extiende los dedos,
crújete los nudillos,
cierra la palma con fuerza
brazos en posición de ataque.

Tres, dos, uno...

Golpea con agresividad,
escúpele a la cara,
derecha, izquierda,
un costado, estómago,
el costado contrario.

No le dejes descansar.

Hazle daño,
no pienses en el dolor,
no mires la sangre que corre por tu cuerpo,
rojo líquido vital,
mantén el cuerpo en tensión.

(sin previo aviso, vuelve a la realidad)

¿Qué has hecho?

A tu alrededor, hay cristales rotos de lo que fue un espejo, tu oponente no era nadie ajeno a tu cuerpo, su dolor era tu dolor. No, no llores, no llores, las lágrimas solo consumirán más energía, y necesitas recuperarla.

Respira y duerme.

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