miércoles, 5 de junio de 2013

Vida -parte 8-

Tras el sorprendente desccubrimiento vocal, lo único que me apetecía era seguir conversando para poder escuchar todas las tonalidades.

Me fascinaba hasta el punto de olvidarme de mi propia fatiga.

Se interponía cierto problema.
No sabía absolutamente nada sobre convencionalismos sociales de esta población submarina y temía ofenderle sin ser consciente de ello.
"Busno, se aprende con la experiencia, y ahora soy como un niño para ellos" pensé.
Le pregunté si podía salir a dar una vuelta y me contestó que sí pero con la condición de que le permitiese acompañarme. Supuse que sería por no perderme y le aseguré que procuraría aprender el camino para recordarlo más tarde.
Se río (otra vez, esa carcajada cristalina) y me aseguró que no era eso.
"En absoluto, no dudo de tu eficiencia, pero temo por tu vida. No sabes qué tipo de personas hay allí fuera..."

Al dejar la frase al aire, me acecharon miles de dudas.

"¿Qué podía contener esta población tan poco protegida, tan apacible, tan silenciosa, tan llena de silencio?"
Antes de que me diese cuenta, había formulado mi pregunta en voz alta.
"Si hay tan poca protección es porque procede de dentro y, para eso, no sirven ni las más altas murallas".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios suelen ayudar a crecer, sobre todo, si indican qué se debe mejorar o los posibles puntos flacos. Gracias.