sábado, 1 de septiembre de 2012

No es nada.

Estás temblando. Apenas te puedes sostener en pie. Tu corazón accelera hasta límites insospechados.
—Es tu turno.— te dicen.
Tienes que ordenarte andar.
Un pie, luego el otro, otra vez el primero, ahora el segundo. No olvides la sonrisa. Debo transmitir seguridad, aunque sea la última cosa que sienta.
Y sales.
Ves miles de personas delante tuya.
Observándote, aumentando cada fallo tuyo, esperando para que des un paso en falso y dejarte en ridículo.
No debo dejarme dominar por el pánico.
Abres la boca.
Y ningún sonido sale.
Te has bloqueado, te sientes incapaz, pero no puedes dejarte en evidencia, no puedes sabiendo que los hay mejores, pero tú tuviste la oportunidad.
Tu pulso se para por un momento.
Empiezas a hablar, te estancas por varias sílabas y, a medida que avanzas, cobras seguridad.
Acabas, y no puedes creértelo. Te has enfrentado a tu mayor miedo. El público, el escenario, el mostrarte.
Tenían razón, creo. No era para tanto.
Pero para ti es una batalla más ganada. Una de las importantes.

1 comentario:

  1. Qué sentimiento hermoso y aterrador; el ser seleccionado para algo.

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Los comentarios suelen ayudar a crecer, sobre todo, si indican qué se debe mejorar o los posibles puntos flacos. Gracias.