lunes, 16 de julio de 2012

Afónica.

Mi garganta está rota.
Se quedó afónica.
Pues gritó demasiado.
En una ciudad de sordos.

Me quedé sin voz.

Mi pluma aún servía.
Pero estoy rodeada de ciegos.
Dejó de servirme hace mucho.

La única función que le encuentro
es clavármela en el corazón.
Mi ausencia
sería imperceptible.
¿Le importa, acaso,
a alguien?

2 comentarios:

  1. Cuando un poema con tanta razon es capaz de encenderte la bombillita podemos considerarlo un autentico tesoro. Sigue asi Dali, en serio, me ha gustado.

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  2. ¿Quién alguna vez no pensó en ello? Pero la respuesta a la última pregunta es: sí.
    Aprendí algo valioso con el tiempo, y es que siempre hay una persona en el mundo esperando a conocernos. No hablo de chicos, aunque puede ser el caso. En el mío es mi mejor amiga.
    Creo que influímos, más allá de eso, en la vida de todas aquellas personas que conocemos, e incluso en las de algunas que todavía no conocemos también.

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