miércoles, 8 de mayo de 2013

Vida -parte 6-

Las puertas se abrieron lentamente. Pese a que creía que dentro habría bullicio, el silencio del interior era más pueblerino que cosmopolita. La quietud sugería una atemporalidad artificial.

¿Avanzaba el tiempo en este lugar? ¿Los relojes se movían?

Un carraspeo me devolvió otra vez a la realidad. Al lado del picaporte había una figura humanoide. Sin embargo, tenía algo en su aspecto muy llamativo. Quizás era la desproporción entre sus piernas y el torso.

Quizás era algo en su expresión.

Me miró durante un instante que me pareció eterno. Fue como su hubiera examinado mi ser y, a partir de eso, hubiera tomado su decisión.
Con un gesto, me indicó que le siguiera.
"¿Era seguro?" me pregunté.

Me lancé al vacío, otra vez.

A medida que avanzábamos por entre las calles, veía una serie de miradas furtivas desde varias casas.
Por alguna razón, me temían.
Una atrevida niña (o incrédula) atravesó una callejuela por delante nuestra. Comprobé que la desproporción era típica en su fisonomía.

Llegamos a una pequeña edificación de solo una planta, con techo plano. Las paredes eran completamente blancas, encaladas.
Al entrar, todo el hambre, la sed, y el cansancio de los últimos días me golpeó de repente y caí, moribundo, al suelo.
El guardia me arrastró con ciertas dificultades hasta la única cama que había en la habitación, cerré los ojos y un pesado sueño se apoderó de mi mente.

1 comentario:

  1. Qué extraño... pero al menos sabemos que ls seres que habitan ese lugar son amigables, ¿no? Bueno, o por lo menos no son agresivos. Me pregunto a qué se debe la desproporción de aquellos seres; y ya me gustaría saber más sobre ellos.
    Me encantó, espero el próximo capítulo con ansias :).

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